Cuando en nuestra ciudad se acomete cualquier cambio urbanístico, desde el más leve hasta el más drástico, tendemos a hacer gala de una memoria escuálida. Con velocidad de vértigo olvidamos el paisaje urbano anterior y nos amoldamos al nuevo como si siempre hubiera lucido así. Pues bien, sirva esta entrada para recordar que no hace tanto tiempo, el barrio de Torrero era un monte, agreste, de difícil acceso y de compleja urbanización, como lo reflejan los avatares constructivos de la línea Torrero en su último tramo.
A finales del siglo XIX la sociedad constructora “La Amistad” promueve la creación de un nuevo barrio, que se emplazaría al norte del Cº de Lapuyade (o de Chueca), actualmente englobaría parte de la Calle Pradilla. Este barrio se llamó Barrio de Las Acacias por los árboles que lo poblaban y suponía las primeras viviendas en una zona eminentemente industrial hasta el momento. Por la lejanía con el centro de la ciudad la ironía zaragozana también lo llamó Barrio de los Chiflaos.
A finales del siglo XIX la sociedad constructora “La Amistad” promueve la creación de un nuevo barrio, que se emplazaría al norte del Cº de Lapuyade (o de Chueca), actualmente englobaría parte de la Calle Pradilla. Este barrio se llamó Barrio de Las Acacias por los árboles que lo poblaban y suponía las primeras viviendas en una zona eminentemente industrial hasta el momento. Por la lejanía con el centro de la ciudad la ironía zaragozana también lo llamó Barrio de los Chiflaos.
Los vecinos del mencionado barrio, gente con posibles, necesitaban tener acceso
fácil al tranvía de Torrero que entonces circulaba por el Pº de las Acerolas
(paseo interior del actual Parque de Pignatelli colindante con los depósitos de
agua). Pretendían que el tranvía volviese a circular por los lugares de la
concesión más próximos al barrio, es decir, por el Cº de Torrero (actual Pº de
Cuellar). Como ya se citó en una entrada anterior, el Gobernador Civil había
autorizado en 1890 el traslado de las vías al Pº de las Acerolas, que ya había
sido rebajado, y presentaba una pendiente constante y mejores condiciones de
circulación, a pesar de los inconvenientes de la angostura del camino, que en
parte era ocupado por la Torre de Buil.
El 15 de enero de
1896 hay un escrito de los vecinos de Torrero al entonces alcalde, escrita por el Sr. Lorenzo Baró,
Presidente de la Amistad, constructora de las casas del barrio de las Acacias,
exponiendo que ha practicado gestiones con la Compañía de tranvías para que éste pase
por el camino de Torrero en el trayecto Torrero - Subida de Cuellar (tramo
entre Cº Las Torres y Ruiseñores).
Al parecer la Empresa de los tranvías accede a la petición, pero ha de consultar al Consejo de Administración que está en Bruselas para que dé el visto bueno, ya que para poder modificar el recorrido del tranvía es necesario que el mencionado camino se rebaje, suavizándose la rampa. (dejándola a 35 mm desde la subida de Cuellar hasta el camino llamado de Chueca, actual Lapuyade).
Al parecer la Empresa de los tranvías accede a la petición, pero ha de consultar al Consejo de Administración que está en Bruselas para que dé el visto bueno, ya que para poder modificar el recorrido del tranvía es necesario que el mencionado camino se rebaje, suavizándose la rampa. (dejándola a 35 mm desde la subida de Cuellar hasta el camino llamado de Chueca, actual Lapuyade).
"Nada diría respecto
a la espera de Bruselas si no fuera porque la subida es áspera y peligrosa por
la circulación excesiva de carruajes y caballerías; y en segundo lugar para dar
trabajo a la clase obrera que se encuentra necesitado de él. Teniendo en cuenta
el interés de los vecinos ofrecen 2000 reales para ayudar a la mejora. "
Finalmente a principios de 1896, atendiendo a las reclamaciones vecinales del citado barrio, el Ayuntamiento pasaba comunicación al ingeniero Director del Canal para preparar el terreno, practicando un rebaje del camino existente entre el paseo de las Acerolas, por detrás de la torre de Don Pablo Buil y el Cº de Torrero. La concesión del permiso de dicha modificación se realiza el 23 de enero.
Pero la modificación no fue algo sencillo, al iniciar las obras del desmonte de la vía se encontraron con un "divertido problema" se trataba de la puerta de la Torre de Buil, que quedaba en alto con respecto al rebaje. En sendos y acalorados debates municipales se trató el tema, aprobándose finalmente la paralización del desmonte hasta que se construyese el nuevo puente sobre el canal, pero los trabajos estaban ya muy avanzados y decidieron pararlos solo en las proximidades de la Torre de Buil. No sería hasta finales de 1896 cuando se daría orden de concluir el desmonte junto a dicha finca.
Los problemas técnicos sobrevenidos durante las obras de modificación de dicho tramo del tercer ramal serán los protagonistas de la siguiente entrada.
Por Nieves García-Arilla Oliver y Juan Antonio Peña Gonzalvo.