4 años llevaban circulando los tranvías por las calles
zaragozanas cuando, en el invierno de 1889, varios operarios de la empresa
fotográfica francesa afincada en París J. Levy et Cie, con motivo de un viaje por
la Península, hicieron una parada en Zaragoza. Aquí, habrían tomado
instantáneas de la ciudad de una calidad excepcional, que nos han permitido
poder observar detalles de la Zaragoza de las postrimerías del siglo XIX, de
sus calles, de sus gentes y de sus tranvías.
Gracias al investigador de la ARAID José Antonio Hernández
Latas, y a su estudio que culminaba en la Muestra de Fotografías Históricas
celebrada entre mayo y agosto de 2012 en
el Palacio de la Aljafería, y que tuvo por
título “Zaragoza en la Mirada
ajena”, se expusieron las instantáneas zaragozanas que se conservaban en el Archivo
Roger-Viollet de París.
Al parecer estos fotógrafos usaron una nueva emulsión: la
placa de gelatino-bromuro. Este procedimiento fotográfico creado por R.L Maddox
en 1871 y mejorado en 1878 por Bennett, desplazó a partir de 1882 al
procedimiento conocido como colodión húmedo, que se había usado hasta entonces.
Este nuevo procedimiento
posibilitaba el transporte del soporte (una placa de vidrio) y permitía
impresionar la placa en cualquier momento, así como conservarla para su revelado en el
laboratorio. Además al contener mayor
cantidad de nitrato de plata, la luz impresionaba las imágenes en un tiempo
mucho menor que el necesario con las
técnicas anteriores, de tal forma que eran capaces de fijar las imágenes de
objetos y personajes en movimiento.
Ésta es la gran aportación que encontramos en la serie de
imágenes de Lévy. De pronto, las ciudades tranquilas, estáticas y monumentales
que nos han mostrado los pioneros fotógrafos de décadas anteriores, cobran
vida: transeúntes, carros, gentes…
sorprendidos en su quehacer cotidiano.
Cada una de las tres imágenes con las que ilustro este post
representan un documento gráfico excepcional; dos de ellas son imágenes de la
antigua Plaza Constitución (actual Plaza España).
La primera es una vista tomada desde la Calle Mártires, la
conocida entrada al Tubo zaragozano, en la que se puede observar en primer
término la desaparecida fuente de Neptuno, inspirada en la madrileña, que abasteció
de agua a la ciudad hasta su desmontaje en 1902, y posterior traslado al Parque
Grande, donde aún hoy se puede contemplar. Si observan con atención podrán
distinguir a la derecha, apenas embocando las primeras arcadas del moderno Paseo
de la Independencia, que un tranvía de mulas deja atrás la plaza camino de
Torrero o de la Estación de Madrid, por el lateral derecho de la Calle Independencia.
La segunda imagen, también de la Plaza Constitución, estaría
tomada casi desde el mismo punto que la anterior pero esta vez girando la
cámara hacia la derecha, obteniendo así una privilegiada vista del edificio de
la Diputación Provincial. Viniendo hacia nosotros proveniente quizá del Camino de Torrero o la calle Cádiz, vemos un tranvía, y alejándose (a la derecha de la imagen)
otro, comenzando el tramo de Circunvalación que recorría el Coso pasando frente
a la Audiencia Provincial y que se adentraba después por la desaparecida calle
Cerdán hacia el bullicioso Mercado, para más tarde acceder al despejado Paseo
del Ebro (actualmente Paseo Echegaray) y enlazar con el otro tramo de la línea
circunvalación en el Puente de Piedra.
Por último la tercera imagen nos ofrece información muy
interesante acerca del paso del tranvía de mulas por la calle Don Jaime,
dejando atrás el Puente de Piedra, circulando por delante del lateral de la
Lonja, edificio renacentista construido en el siglo XVI y a juzgar por los
andamios, en reformas en ese año 1889. Me atrevería aseverar que se trata del
tranvía nº 13 y no querría terminar este post sin aludir a la publicidad en la
parte superior, porque si, aunque parezca extraño estos tranvías eran un medio
muy celebrado para publicitarse, tal y como lo reflejan las constantes
alusiones que en las Actas de la Sociedad Los Tranvías de Zaragoza se hacen a
peticiones de comerciantes para disponer sus anuncios en tan moderno medio.
Por Nieves García-Arilla Oliver.
Por Nieves García-Arilla Oliver.
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