La inauguración del
primer ramal del tranvía zaragozano.
La inauguración de la primera línea de tranvía en Zaragoza,
que iba de Pza. Constitución (actual Plaza España) a la Estación de Cappa,
conocida también como Estación del Bajo Aragón o de Escatrón (actual Plaza
Utrillas), tuvo lugar el día 17 de octubre de 1885 y constituyó un momento
importante en la historia de la ciudad. Aunque se habían realizado grandes
esfuerzos para que la línea pudiese ser estrenada en las Fiestas del Pilar de
ese año, diversos problemas burocráticos y con las empresas proveedoras del
material móvil (esto es, de los coches) hicieron que se dilatase la llegada de
este medio de locomoción.
Este hecho coincidía en tiempo con la inauguración de la tan
ansiada Exposición aragonesa, impulsada por la Real Sociedad Económica
Aragonesa de Amigos del País, que ya había debido ser retrasada debido a una
epidemia de cólera morbo que había azotado al país y cuya apertura se realizó
tan solo 3 días después de la inauguración del tranvía.
Como sede de la Exposición, se había encargado al joven
arquitecto Ricardo Magdalena la construcción de lo que posteriormente se
dedicaría a Matadero Municipal, sito en la Calle de Miguel Servet, que
afortunadamente hoy sigue en pie y que se encuentra en la misma calle que la
mencionada Estación de Cappa, final de esta línea.
Contamos con una noticia del Diario la Alianza Aragonesa, del mismo día 17 de Octubre de 1885
por la tarde, en la que hace se referencia a esta inauguración oficial del
tranvía zaragozano.
“Esta mañana se ha
verificado solemnemente la inauguración oficial del tranvía….”
“…Los dos tranvías han
recorrido el tramo desde la Plaza de la Constitución a la estación de Cappa sin
dificultad alguna. Los cruces se hacen perfectamente…”
“…Los coches
construidos en Barcelona son de muy buenas condiciones. En el primero iban 40
personas cómodamente, relativamente hablando”
Sabemos también que se celebró un almuerzo en el final de la
línea (estación de Cappa) en el que se pronunciaron varios brindis y se escuchó
la jota aragonesa.
Así se iniciaba la explotación de esta primera línea, que
inauguraba una serie de 6 ramales que serían construidos entre 1885 y 1887,
todos con inicio en la Plaza de la Constitución, actual Plaza España. Primera
línea que realmente se correspondía con lo que el Pliego de Condiciones
Particulares estipulado por el Ministerio de Fomento en 1884 denominaba ramal
3, dicho sea de paso.
Testimonio de uno de los primeros viajes del tranvía, en
este caso el día de la inauguración de la Exposición aragonesa, (tan solo 3
días después de la inauguración oficial tranviaria) nos ofrece de primera mano D. Juan Moneva i Pujol en su libro Memorias, publicado de forma póstuma en
1952:
“Vi salir el tranvía número 1; arrancó
a las 11 de la mañana, de frente a la vieja del Coso- una muñeca de mecanismo
que tenía Plácido Agreda, el peluquero, en su escaparate donde hoy el Banco de
España presenta sus invariables paredones- Paró el tranvía frente a la calle
del Romero, en consideración a tres señores muy respetados que allí lo
esperaban vestidos de etiqueta: Don Simón Sainz de Varanda y Cañedo, regidor de
la Ciudad,, teniente de Alcalde; Don Desiderio de la Escosura y Fernández de la
Agüera, Regidor, Director de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del
País, el que iba a inaugurar la exposición, ambos ornados con las gías o chías
rojas de la Ciudad, que ahora llamamos bandas; y Don Modesto Torres y Cervelló, catalán, ingeniero industrial,
Secretario de la misma Sociedad y de la Exposición; eran, los tres, inquilinos
de la misma casa, esquina derecha de la calle del Romero; Torres, del
entresuelo, Sainz de Varanda, del principal; lo llamo inquilino y puede
llamarlo dueño, pues todo el inmueble era de su mujer Doña Ramona Banquells,
hija de un difunto banquero catalán; Escosura, del segundo.
“El tranvía nos llevó a la puerta de
la Exposición; entramos-los invitados- en el patio principal: había allí una
compañía del regimiento del infante, con bandera y música, para hacer honores a
quien los tuviera….”
Otro de los cronistas zaragozanos, D. José Blasco Ijazo,
también hizo referencia al tranvía decimonónico y al día de su
inauguración en su recopilación de artículos “¡Aquí Zaragoza¡”. En el año 1950 registraba este testimonio, que
entendemos le trasladarían por tradición oral, en un artículo titulado
“Historia a través de lejanos recuerdos”:
“! Gran día para Zaragoza ¡La gente
rebosaba de alegría, había cesado oficialmente la epidemia de cólera morbo
asiático que tantos estragos causó, al natural contento sumábase la
satisfacción por la apertura de la Exposición y la de inaugurarse el mismo día
el “primer ferrocarril que circulaba por vía pública” definición exacta del
tranvía, según el derecho administrativo.
El paso del nuevo vehículo
conduciendo a las autoridades e invitados que se dirigían a inaugurar el
certamen, constituyó un acontecimiento en la vida local. Iba sobre carriles,
tirado por caballerías y engalanado convenientemente. Al llegar al flamante
edificio del matadero- obra del arquitecto municipal Don Ricardo Magdalena- los
muchos curiosos que seguían la marcha lenta del tranvía aplaudieron
entusiásticamente. Ya tenía Zaragoza este adelanto: la primera línea, la del
Bajo Aragón…”
Desafortunadamente no contamos, o al menos no me consta su
existencia, con fotografías de ese día, pero podemos hacernos una idea de la
pompa del evento gracias a dos dibujos realizados por Marcelino de Unceta, en
los que no aparecen tranvías.
Uno de ellos representa el momento del discurso de apertura
de la Exposición hecho por el presidente de la RSEAAP, Desiderio de la Escosura,
y el segundo representa la recepción por las autoridades del Cardenal Benavides
bajando de su coche de caballos a su llegada a la exposición. Podemos apreciar
a personajes que llevan las chías de la
ciudad, con lo que pudieran ser alguno de los personajes mencionados por Moneva.
Por último, no quiero olvidarme de un testimonio del que no
hay documentación, ya que llegó a mí en una de las interminables charlas con mi
abuela y mi tío sobre este particular. Mi tatarabuela Emilia Torres Martínez (una de las cuatro hijas
que Modesto Torres Cervelló tuvo con María Martínez Salazar) contó en varias
ocasiones, en tono jocoso, que la versión oficial del primer viaje del tranvía dada por cronistas y prensa de la época no sería del todo cierta, ya que se
jactaba de haber sido ella quien junto a una de sus hermanas, teniendo por aquel
entonces apenas 11 años, habría recorrido la noche anterior a la inauguración esta primera línea, durante las pruebas previas de rigor para que todo
saliese a pedir de boca.
Pero hasta llegar a este 20 de Octubre de 1885 hubo que
recorrer un largo camino que empezaría unos cuantos años antes, allá por 1871, cuando D. José Gómez de Ruverte formuló al ayuntamiento zaragozano la primera
solicitud formal para la implantación de un sistema de transporte público sobre
raíles, seguiría en 1882 con la agrupación de las solicitudes hechas por tres personas (Miguel Mathet y Coloma, D. Fernando Beltrán y Aguado y D. Modesto Torres Cervelló) que presentaron proyectos separadamente y que acabarían aunándose en pos de la
consecución de un proyecto de transporte público para Zaragoza, lo que desembocaría en la
fundación el 5 de agosto de 1885 de La Sociedad Los Tranvías de Zaragoza y en el inicio de la construcción de las líneas.
Todo ello será el contenido de los próximos posts de este blog que arranca aquí.
Por Nieves García-Arilla Oliver.
Todo ello será el contenido de los próximos posts de este blog que arranca aquí.
Por Nieves García-Arilla Oliver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario